En el tenso silencio de la cuenca de Font Estramar, Frederic Swierczynski, intrépido espeleonauta, se prepara para un viaje a las fronteras de lo desconocido. El amanecer toca el horizonte bañando la escena de tonos pastel, como un cuadro a punto de cobrar vida.
El ambiente está impregnado de una palpable solemnidad. Horas de preparación, noches atormentadas por la anticipación, por la repetición incansable de gestos, imágenes recurrentes de un descenso al abismo.
Las aguas cristalinas reflejan los reflejos verdes de las algas, indicativos de la corriente furtiva que se escapa de las profundidades. En esta tranquilidad, tienen lugar animadas discusiones entre Fred y los veteranos pioneros, guardianes del legado de las inmersiones del pasado.
Se despiertan los recuerdos: las locas carreras en las Calanques de Marsella, los kilómetros recorridos por senderos pedregosos, las inmersiones de entrenamiento a -260 m, un ballet acuático para dominar los vericuetos del lugar.
Los descendientes en el abismo
El tiempo ha llegado. El mundo se hunde en el silencio del pozo vertical, absorbiendo a Fred en su oscuridad. Equipo en su lugar, comienza el ballet de recicladores y propulsores. Una danza compleja contra la presión.
En este laberinto submarino, las paredes erosionadas revelan sus secretos, tonos oxidados y marrones, formas esculpidas por las olas del tiempo. Los arcos se convierten en centinelas, testigos de una sinfonía de color en la oscuridad.
Lo desconocido develado
El descenso se acelera, las profundidades familiares se transforman. A -300 m, una revelación deslumbrante se apoderó de él. La exploración se convierte en éxtasis y cada movimiento esculpe un recuerdo imborrable.
Sin embargo, la subida promete ser dura. Signos físicos alarmantes, dificultad respiratoria, Fred persiste, desafiando la adversidad. Bruno, compañero de aventuras, se convierte en un pilar, un apoyo imprescindible en estas aguas hostiles.
Emergencia hacia la Luz
La superficie está a la vista, después de pasar horas en las profundidades. Una resurrección, un renacimiento. Fred emerge de este viaje a aguas turbulentas, con sus sentidos todavía imbuidos de la sinfonía submarina y el peso del logro palpable en el aire fresco del día.
Fuente Francis Leguen el blog
Foto de portada Por Alexandre Legrix
Felicitaciones de Scuba-People a Frédéric Swierczynski por esta hazaña. Felicitaciones también por su sed de aventuras, su pasión y los valores que encarna. Mientras el mundo entero mira hacia donde ya ha estado, ya tiene los ojos vueltos hacia lo desconocido.